Diseño Universal


Diseño universal: la inclusión también se vive en los muebles
A la hora de equipar espacios, más de un millón de argentinos son dejados de lado. Sin embargo, las historias de quiénes buscan repensar los muebles para incluir a las personas con discapacidad está en crecimiento.
Por María Agustina Etchegoyen
Sentarse a comer con amigos y familiares, usar los bancos del colegio, lavarse las manos en la bacha de baño, preparar la comida en la mesada de la cocina, son actos simples y rápidos para la mayoría. Las personas sin una discapacidad no necesitan preocuparse por la adaptación del mobiliario a sus condiciones físicas. Sin embargo, para muchos, esa no es una realidad: la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que alrededor del 10% de la población mundial vive con una discapacidad.
Las personas con discapacidad son definidas por la Real Academia Española (RAE) como “aquella que presenta deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, previsiblemente permanentes que, al interactuar con diversas barreras, pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones".
¿Qué sucedería si se empieza a pensar a la discapacidad de otra manera, si se empieza a comprender que los impedimentos que tiene una persona con una discapacidad no son físicos, sino que son impuestos por la sociedad? ¿Qué sucedería si se comienza a plantear que la sociedad no está creada de una manera que nos considere a todos, con las propias condiciones de cada uno? La equipación de un espacio es una de las formas de exclusión a las personas que poseen una discapacidad. Sus diseños no suelen tener en cuenta las distintas condiciones físicas con las que puede vivir una persona y cómo perjudica en el desarrollo de su vida diaria.
“Muchos muebles, principalmente escritorios, no están pensados para que entre un paciente en silla de ruedas”, argumenta Laura Aspres, kinesióloga en el Centro de Traumatología y Kinesiología de General Rodríguez; “Ahí aparece la barrera”. Aspres también explica los problemas con los que pueden encontrarse los pacientes en silla de ruedas que trabajan más de ocho horas en una mesa típica: “Si la mesa es recta y no tiene inclinaciones, a la larga sí podrá llegar a tener problemas musculares”.
Andrea Mancervelli, colega de Aspres y kinesióloga en el Hospital Sommer, añade que lo mismo sucede cuando un paciente en silla de ruedas no tiene una cama adaptada a sus necesidades. El traslado de la silla a la cama conlleva un arduo esfuerzo que puede provocar dolores musculares y, en ambos casos, la persona necesitaría de un tercero para asistirlo; por lo que su independencia para utilizar el mueble estará limitada.
Aunque ambas kinesiólogas coinciden en que hubo una evolución en materiales ortopédicos, obtener esos muebles adaptados es difícil. “Si tiene obra social, por más que sea prepaga, es un trámite muy complicado poder conseguir los productos”, explica Mancervelli. Aspres añade que son muy pocos los lugares que ofrecen estos artículos.
Rosana, quién prefirió ser identificada de esta manera, comprendió esta necesidad cuando nació su hija Lucia, quien tiene parálisis cerebral, y vivió en mano propia la dificultad para obtener productos para su hija. En busca de una solución creó Pasadata, un sitio web que funciona como un lugar de encuentro entre productos y servicios para personas con discapacidad y los usuarios.
Rosana, creadora de Pasadata, junto con su hija Lucía. Fuente: Instragram @pasadata
“Es muy importante comprender que no son personas discapacitadas, sino personas con discapacidad”. Rosana propone que el vocabulario limita en la creatividad de los muebles porque, al no plantear la discapacidad como una condición, el diseñador de muebles no innova porque piensa que la persona posee una enfermedad y que él es incapaz de brindarle ayuda. Pero la realidad es contraria, con tan solo comprender la condición, ya un carpintero puede encontrar una vuelta para simplificar el día a día a estas personas.
Marianela Pavicich entendió cómo se puede asistir a las personas con discapacidad, luego de visitar una escuela de educación especial. A partir de las modificaciones que crearon los profesores y padres en los muebles de las aulas, Marianela se inspiró para diseñar Robbina Inclusión. Una mesa individual que se adapta a las necesidades de cada uno, como por ejemplo: la altura, el ángulo, entre otras cosas más.
Aparte de los muebles innovadores, como lo es la mesa Robbina, se pueden adaptar los espacios con elecciones muy simples. Como en cualquier hogar, el corazón de la casa de Rosana se encuentra en la cocina y, principalmente, en la mesa, donde la familia se reúne para compartir. Una mesa cuadrada, de cuatro patas, puede dificultar el ingreso de una silla de ruedas; por esta razón, Rosana y su familia, determinados a que Lucía tenga libre acceso a la mesa y a compartir con ellos, optaron por una mesa redonda con pata central.
"Muchas veces, arman las cosas de una manera que, con mi hija, no puedo ir porque no pasa la silla. Eso es discriminación"- Rosana
Si bien cada situación de discapacidad es diferente, una mesa redonda con pata central incluye a más personas que una mesa de cuatro patas, pero ¿cuántos espacio públicos están equipados con ellas? “Yo elijo los restaurantes porque tienen una mesa redonda. Muchas veces, arman las cosas de una manera que, con mi hija, no puedo ir porque no pasa la silla. Eso es discriminación“, relata Rosana. Son miles las familias como la de Rosana que deben llevar su propia mesa para poder ir todos juntos a comer.
Rosana cuenta cómo es el protocolo para que los productos de tipo médico de Pasadata. Edición: María Agustina Etchegoyen
En el año 1994 se promulgó la Ley Nº 24.314 que contempla “la posibilidad de las personas con movilidad reducida de gozar de las adecuadas condiciones de seguridad y autonomía como elemento primordial para el desarrollo de las actividades de la vida diaria”. A pesar de su objetivo primordial, en los espacios públicos no hay buenas adaptaciones para aquellos que tienen dificultades motoras. Esta carencia de adaptaciones puede provocar que una persona no tenga acceso a ejercer sus propios derechos como lo es, por ejemplo, no poder asistir a un colegio porque el sitio no está adaptado.
Un estudio realizado por el Sistema Regional de Información Educativa de los Estudiantes con Discapacidad (SIRIED) determinó en el 2013, que en Argentina el 56% de los estudiantes con discapacidad asisten a colegios especiales, es decir, no están incluidos en el sistema regular.
Luego de conocer a varias familias que no encontraban un jardín que incluyese a sus hijos, Estefanía Romero inauguró Virgen Del Cerro, un jardín comunitario inclusivo. Ella nació con mielomeningocele e hidrocefalia, comúnmente conocida como espina bífida, una condición que no le permite caminar. Además de ser coordinadora del jardín, Estefanía se desempeña como docente de la sala 5.
Virgen del Cerro cuenta con 60 alumnos de los cuales 10 son niños con discapacidad. Allí Allí no solo ayudan a las familias a encontrar un jardín para sus hijos, sino que también tiene como objetivo que todos los niños se sientan parte de un mismo lugar. Romero explica: “La idea es que cada niño sienta que está en un mismo ambiente, en un mismo espacio. Disfrutando de cada actividad que se realiza“.
Fuente: UNICEF y Sistema Regional de Información Educativa (SIRIED). Edición: María Agustina Etchegoyen
En cuanto al ámbito universitario, en el año 2015 se promulgó la Ley 27.204 que comprende la responsabilidad del Estado argentino de incluir en las universidades a los estudiantes con discapacidad. En base a esta ley, la licenciatura de Diseño Industrial en la Universidad de Lanús creó Diseño sin Barreras: un conjunto de prácticas y metodologías que abordan problemas vinculados con la inclusión social y en soluciones de diseño.
Los muebles funcionan como punto de encuentro entre familias, como herramientas para realizar trabajos, actividades recreativas, aprendizaje, entre otras. El diseño universal, la creación de muebles inclusivos, busca terminar con esta barrera que afecta a 1.378.983 argentinos que tienen discapacidad y a sus familias.


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Edición: Oriana Stechina



